Un año más, volvemos a encontrarnos en pleno verano en nuestro país y, por tanto, en la época en la que los incendios relacionados con las altas temperaturas cobran especial protagonismo.
Por eso, aprovecho que llegamos a estas fechas una vez más para seguir alzando la voz en favor de la ganadería extensiva, que ofrece múltiples beneficios tanto para el campo como para la gestión de los ecosistemas, incluyendo un papel crucial en la prevención de incendios durante el verano.
Beneficios para el campo
- Mejora de la fertilidad del suelo
- Ciclo de nutrientes: las vacas y otros animales de pastoreo contribuyen al ciclo de nutrientes al depositar estiércol en el suelo, lo que enriquece la tierra con materia orgánica y nutrientes esenciales como nitrógeno y fósforo.
- Estructura del suelo: el pastoreo moderado puede mejorar la estructura del suelo, aumentando su capacidad para retener agua y reducir la erosión.
- Mantenimiento de la biodiversidad
- Hábitats diversificados: los paisajes de pastoreo extensivo tienden a ser más heterogéneos, lo que favorece una mayor diversidad de plantas y animales.
- Control de especies invasoras: el pastoreo ayuda a controlar el crecimiento de especies vegetales invasoras que pueden desplazar a la flora nativa.
- Sostenibilidad y reducción de impacto ambiental
- Menor uso de insumos: la ganadería extensiva requiere menos insumos como piensos industriales, antibióticos y fertilizantes químicos en comparación con la ganadería intensiva.
- Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero: aunque las vacas emiten metano, los sistemas de pastoreo extensivo pueden ayudar a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero al secuestrar carbono en el suelo.
Las vacas como bomberos naturales
Como ya he mencionado, durante las épocas de verano, el riesgo de incendios forestales aumenta debido a las altas temperaturas y la acumulación de material vegetal seco. En este contexto, las vacas desempeñan un papel vital como ‘bomberos naturales’:
Las vacas pastorean grandes cantidades de pasto seco, que de otra manera serviría como combustible para los incendios. Este consumo reduce significativamente la cantidad de biomasa inflamable disponible en el campo.
Al moverse constantemente por el pastizal, las vacas evitan la acumulación de vegetación seca en áreas específicas, lo que reduce la probabilidad de que los incendios se propaguen rápidamente.
Además, las áreas intensamente pastoreadas por vacas pueden actuar como cortafuegos naturales y estas zonas de bajo combustible pueden detener o ralentizar el avance de los incendios, proporcionando un control natural y efectivo de los incendios forestales.
Al fragmentar el paisaje con áreas de pastoreo, las vacas ayudan a disminuir la continuidad del combustible, dificultando la propagación de las llamas.
Los sistemas de pastoreo bien manejados pueden promover una regeneración más rápida y saludable de los ecosistemas después de un incendio, al mantener una cobertura vegetal diversa y resistente.
De esta manera, las vacas ayudan a prevenir incendios y también contribuyen a la resiliencia del ecosistema, asegurando una recuperación más efectiva tras los incendios.
Por todo ello, hay que recordar una vez más que promover y apoyar la ganadería extensiva puede ser una estrategia efectiva para gestionar los paisajes rurales y proteger los ecosistemas contra el creciente riesgo de incendios forestales.